Con la integración de las bibliotecas Regional de Sajonia y de la Universidad Técnica de Dresde se ha establecido una institución de gran importancia a escala europea. Aquí permanecerán archivados más de siete millones de libros y documentos. La imagen de la nueva biblioteca de Dresde son dos bloques pétreos de idéntico tamaño —47 metros de longitud por 16,5 de anchura y 19 de altura— dispuestos en paralelo sobre una pradera y rodeados por un óvalo de tilos. El conjunto ocupa el lugar de un antiguo campo de deportes, un enclave protegido de su entorno por un suave terraplén y por la corona de árboles que lo aíslan visualmente, proporcionándole una sensación de tranquilidad solemne.

El tamaño de los bloques no pretende corresponder a su importancia como institución. La superficie exterior de los mismos se presenta como un apilamiento de bandas horizontales de travertino pautadas por incisiones verticales que siguen un ritmo irregular, lo que unido a la disposición aleatoria de los huecos enrasados da como resultado una textura vibrante de escala indeterminada. Los bloques se perciben así como objetos reducidos a su geometría, rehusando toda identificación funcional. Entre ellos se tiende una superficie acristalada que ocupa su misma espacio en planta, pero a ras de suelo. Se trata del lucernario que ilumina una inmensa sala de lectura situada tres plantas por debajo de la rasante. Dicha sala de lectura es la pieza central del zócalo que une bajo tierra los dos bloques. La biblioteca propiamente dicha, con todas sus instalaciones, se encuentra en estos 40.000 metros cuadrados invisibles desde el exterior, de modo que los bloques funcionan como ‘puntas de iceberg’. Este esquema hace posible que la compleja organización de funciones y circulaciones se resuelva en relativamente poca superficie. La sala central de lectura, razón de ser de la biblioteca, recupera su forma clásica: un edificio dentro del edificio, en el que la iluminación cenital se complementa con lámparas individuales colocadas en cada uno de los 250 puestos de lectura, creando un ambiente de concentración y estudio. Todas las paredes interiores aparecen cubiertas con el mismo motivo del exterior; en la sala, las bandas horizontales son también las estanterías y el ritmo vertical lo proporcionan los lomos de los libros, desvelando el significado de los bloques: la biblioteca como almacén de conocimiento...[+]