En el punto más alejado de la entrada a la Comuna, esta casa ‘se parte’ por la mitad para generar ángulos y espacios diversos, además de llamar la atención sobre su existencia ‘entre ríos y montañas’. El resultado son dos crujías que contienen la ladera, definiendo así un patio a mitad de camino entre naturaleza y arquitectura. Un pequeño arroyo que discurre por la parcela alcanza la vivienda en la puerta de acceso, a partir de la cual se introduce, bajo un paso de vidrio, en el vestíbulo: su presencia parece dibujar en el territorio la huella de la escisión. El proyecto es susceptible de ser modificado para un relieve distinto, con ángulos de apertura de 90, 180 o 360 grados.

Las dos piezas, de dos alturas, albergan las estancias comunes en la planta baja y las habitaciones en la planta superior; en esta última cada una de las crujías acorta sus dimensiones para posibilitar la presencia de dos terrazas en los extremos. La estructura de madera y los muros de tierra se han realizado según la tradición china. Los muros conservan el calor en invierno y el frío en verano, además de minimizar el impacto de la construcción. El respeto a la tradición que la casa propone no sugiere una mera réplica del pasado, sino la posibilidad de contar con una visión nueva de la China moderna... [+]