La confluencia de dos paisajes extremos como la cordillera de los Andes y el océano Pacífico genera un clima único: muy húmedo, aunque sin lluvias, y con temperaturas constantes que coinciden con la zona de confort humano casi todo el año. A pesar de su aspecto agreste, las favorables condiciones climáticas de este singular paisaje permiten a la arquitectura despojarse de su función de cobijo y concentrar los esfuerzos en proporcionar espacios vitales de calidad con medios reducidos. Construida sobre una parcela inclinada junto a un acantilado, la casa se concibe como una extrusión del suelo, fundiéndose con su entorno en lugar de aparecer como un objeto en posado el paisaje. La vivienda se distribuye en cuatro plataformas excavadas en la roca y se protege con una cubierta verde sobre los espacios privados y con otra, más escultórica sobre las estancias públicas. La dispersión del programa en la topografía existente da lugar a una gran diversidad de conexiones espaciales sin comprometer el bienestar de sus ocupantes. A nivel material, el uso de la piedra local y de un cemento puzolánico rojo resuena con el color y materialidad de la roca sobre la que se asienta. La sencillez de los procesos y empleados permitió contar con mano de obra local no especializada, apenas un maestro de obra y unos pocos operarios…[+][+]


ClienteClient
Privado private

ArquitectosArchitects
Barclay & Crousse / Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse (socios partners); Eduardo Zambrano, Blecker Ruiz (equipo team)

ColaboradoresCollaborators
Jorge Indacochea (estructura structure); Rubén Cavallini (constructor contractor)

SuperficieFloor area
547 m²

FotosPhotos
Cristóbal Palma