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Peter Eisenman, Newark (1932)
Casa II, Hardwick, Vermont, EE.UU. (1969-1970) © Eisenman Architects
Nacido en una familia acomodada de judíos no practicantes, el niño Peter sólo es consciente de su origen cuando las convulsiones de la entrada de Estados Unidos en la guerra avivan las llamas del antisemitismo. Provenientes las dos ramas de la familia de los dos extremos occidental y oriental de Alemania, un país que durante el primer tercio del siglo XX ejerce un indiscutido liderazgo científico, el padre es químico orgánico, e influye en el joven Peter para que se forme como químico en la Universidad de Cornell, pero tras el primer año cursado en esta disciplina, la afición al dibujo y los consejos de un tutor le llevarán hacia la arquitectura, una carrera que proseguirá después en la Universidad de Columbia, y cuyas exigentes demandas de tiempo y dedicación resultarán incompatibles con la natación, que desde los siete años practica con el rigor de un futuro deportista de élite. En 1960 se traslada a Europa con una beca Fulbright, se presenta a su primer concurso y se incorpora a la Universidad de Cambridge como profesor, leyendo allí su tesis doctoral tres años más tarde, bajo la dirección de Leslie Martin y con ‘Las bases formales de la arquitectura moderna’ —un análisis gráfico de obras de Wright, Le Corbusier, Terragni y Aalto— como tema. También en esta etapa conoce al primero de sus grandes mentores, el crítico británico Colin Rowe, que en el transcurso de dos extensos viajes veraniegos por Italia despierta en el norteamericano la fascinación por la arquitectura renacentista y barroca... [+]
Libros
A Closer Peter Eisenman
Tras once entrevistas a maestros peninsulares, Arquia/maestros publica su tercera entrega dedicada a grandes figuras de la arquitectura internacional. Después de Piano y Foster, es el turno del inclasificable Peter Eisenman. Dirigida por Luis Fernández-Galiano, la edición consta de un cuidado documento audiovisual y un pequeño libro que lo complementa.
El libro resume en 125 páginas la obra arquitectónica de este enfant terrible de la arquitectura, ordenándola en cinco capítulos más o menos coincidentes con las cinco décadas de su práctica profesional. Se trata de una publicación necesariamente esquemática pero útil para iniciarse en la obra del americano, tan difícil de abarcar por la complejidad de sus textos y referencias intelectuales. Las breves explicaciones de los quince proyectos seleccionados son apenas un bosquejo del arquitecto más conceptual del siglo pasado, y nos abocan al placer vertiginoso de las fotografías y a la calidad táctil de la encuadernación. El libro se cierra con tres artículos de Fernández-Galiano, escritos ya en el siglo XXI, que aportan claridad a la críptica obra de Eisenman.
El contenido audiovisual es la razón de ser de esta colección. La entrevista aporta de hecho datos nuevos sobre la biografía no tan conocida del arquitecto. Desarrollada en el espectacular escenario de la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela, Luis Fernández-Galiano consigue penetrar en el hombre cuya dureza onomástica (de piedra y acero) parecía invulnerable. El autor del Memorial del Holocausto en Berlín se sincera contándonos cómo, con apenas diez años, sufre su primer choque con la realidad cuando un amigo lo rechaza por ser judío. Hoy, cumplidos los 87, le honra reconocer que, tras tantas publicaciones, aún le falta su gran libro a la manera de sus admirados Venturi, Rossi o Koolhaas. Ojalá siga intentándolo por muchos años.