Exposición  Arte y cultura 

Visiones empríricas

Maquetas de Frei Otto en el ZKM

Joaquín Medina Warmburg 
30/03/2017


La arquitectura etérea de Frei Otto (1925-2015) goza de actualidad en nuestra época apremiada por las demandas ecológicas. La ingeniosidad técnica, el empleo responsable de los recursos y la apariencia natural de sus formas bien pudieran ser entendidas como contribuciones al discurso contemporáneo de la ciudad y los edificios ‘inteligentes’ (smart). La obra de Otto, sin embargo, trasciende la mera sofisticación técnico-científica y en varios aspectos se sitúa en las antípodas de las abstracciones digitales. De su voluntad cultural y su compromiso social, incluso de sus desmedidas y esotéricas pretensiones de arquitecto demiurgo, dan cuenta sus numerosos escritos. Menos explícita, y por ende más sugestiva, es la presencia de este ideario en las que fueron las principales herramientas de trabajo de Otto: sus maquetas. Doscientas de ellas pueden verse ahora en el Zentrum für Kunst und Medientechnologie (ZKM) de Karlsruhe en la muestra ‘Frei Otto. Denken in Modellen’, comisariada por Georg Vrachliotis.

La ambigüedad de los ‘modelos’ a los que hace referencia el título busca dilucidar la relación establecida por Otto entre las acepciones del ‘modelo’ como un esquema de pensamiento o llanamente como maquetas a escala utilizadas para la generación, comprobación y comunicación de formas e ideas. Las hay toscas y delicadas, instrumentos de laboratorio o herramientas de taller, de metacrilato y alambre, de arcilla y madera, de arena y fijador capilar. En común tienen —con contadas excepciones— lo que Vrachliotis denomina una «estética operativa», es decir, el predominio del valor instrumental en la búsqueda de evidencias empíricas para proyectos dispares. Así, las maquetas podían servir para determinar el comportamiento constructivo de las estructuras como para la moderación de los procesos de negociación en el diseño participativo de viviendas. 

Ocasionalmente las maquetas llegaron incluso a anticipar las obras a escala real, acercando la arquitectura a los métodos de modelado del diseño industrial: podríamos incluso considerarlas prototipos de haber sido concebidas para la producción en serie. Es el caso de la sede del Instituto de Estructuras Ligeras de la Universidad de Stuttgart, que dirigió Otto: una gran carpa con estructura de cables proyectada junto a Rolf Gutbrod como Pabellón de Alemania en la Exposición de Montreal (1967), cuya novedosa construcción debió ser ensayada en Alemania antes de ser montada en Canadá.

Sistemas dinámicos

La actual exposición, compuesta por maquetas cedidas por Otto al Archivo de Arquitectura e Ingeniería (SAAI) del Karlsruhe Institute of Technology (KIT), construye una atmósfera de depósito y taller, transmitiendo así algo del ambiente de trabajo colectivo e interdisciplinar cultivado por Otto tanto en el Instituto de Stuttgart como en su estudio privado en Warmbronn. En ellos primó la experiencia inmediata de los modelos físicos frente a las abstracciones del cálculo, como ilustra la comparación con la belleza matemática de las estructuras ligeras de Félix Candela, con quien Otto mantuvo una relación de admiración recíproca pese a sus dispares enfoques.

La geometría descriptiva y el cálculo no constituyeron para Otto un a priori, sino instrumentos de traducción del conocimiento adquirido mediante las maquetas. De ahí que no sorprenda su interés por la maqueta estéreo-estática desarrollada por Antoni Gaudí para la generación de la Capilla de la Colonia Güell (1896-1914), que Otto llegó a reconstruir en 1982 con su equipo de Stuttgart en colaboración con el Grupo Gaudí de la TU Delft. Se trataba de comprobar hasta qué punto las formas resultaban, al igual que en muchas obras de Otto, directamente del comportamiento estructural. La maqueta se comportaba como un objeto dinámico. En efecto, cada cambio en el reparto de los pesos transformaba la totalidad del sistema de fuerzas en equilibrio y con ello las formas resultantes. Pero en el caso de Gaudí no era la ligereza sino una pesantez arcaica la que caracterizaba el gótico sin muletas de la capilla. En rigor, tampoco la arquitectura de Otto fue sólo ligera. Así, a diferencia de lo sugerido por las maquetas del Estadio Olímpico de Múnich(1968-1972), la obra real puede ser considerada ligera únicamente si obviamos las enormes masas subterráneas de los cimientos y los gruesos cables que anclan las cubiertas en la tierra. A diferencia de las maquetas, el edificio desata una poderosa impresión tectónica. Las fuerzas transmitidas desde la cubierta al suelo no se pierden ni son neutralizadas por un plano abstracto, sino que se transforman de modo tangible mediante su continuidad en el modelado de las laderas. Como en el gótico, la percepción empática del conjunto invierte la relación y hace culminar el paisaje ondulado en una coronación arquitectónica.

Modelos naturales

La noción de modelo adquiere en la obra de Otto un sentido mimético en el campo de las construcciones naturales. La naturaleza fue, en efecto, su gran modelo y la biología el hilo conductor tanto de sus investigaciones estructurales como de su activismo social y político. Son conocidos sus estudios de las telas de araña y los experimentos con las superficies mínimas de las pompas de jabón, ambas admirables en términos de economía material y energética. En este sentido, también sus proyectos más utópicos, como las burbujas medioambientales para climas extremos, fueron generados en base a experiencias empíricas. A diferencia de las visiones análogas de Richard Buckminster Fuller, Otto acometió también el estudio de las condiciones medioambientales en aquellos hábitats artificiales.

Precisamente en el campo de las preocupaciones ecológicas, que Otto ligó a su activismo social en relación con cuestiones de política de vivienda, es donde radica la mayor novedad de la actual exposición. Se muestran algunos trabajos estudiantiles y las primeras obras realizadas a mediados de los años 1950, trabajos centrados en la búsqueda de nuevas soluciones para la vivienda social. Varias maquetas documentan cómo pronto este interés se tradujo en visiones para edificios de usos mixtos con viviendas flexibles y polivalentes. Hacia 1959 propuso estructuras urbanas y habitacionales generadas por analogía con procesos naturales de crecimiento y adaptación, en sintonía con los modelos desarrollados por los estructuralistas holandeses y los metabolistas holandeses. Podríamos incluso decir que Otto supo reunir las referencias biológicas de estos con los modelos sociales de aquellos.

Fruto de esta síntesis surgió una característica combinación de conceptos ecológicos y participativos. Si bien la cuestión telúrica estuvo presente desde un inicio en las propuestas urbanas y territoriales de Otto, con el tiempo sus conjuntos habitacionales se radicalizaron en este sentido y devinieron auténticas montañas de cuevas artificiales que celebraban el apego a la tierra, la exposición al sol, el arraigo en la naturaleza, aunque todo ello sucediera en un contexto urbano. Resultan reveladoras las maquetas de su visión de edificio-árbol ecológico para la IBA Berlín: una sucesión de planos horizontales, con espacios diáfanos y divisiones flexibles puestos a libre disposición de un nuevo urbanita con conciencia ecológica que los colonizaría generando un biotopo parcialmente autoconstruido y sostenible. A quien intuya el desasosiego estético que desató esta anarquía ecológica en el entorno posmoderno de aquellos años quizás le divierta saber que el programático taller-invernadero del propio Otto en Warmbronn fue proyectada junto a Rob Krier, quien fuera su colaborador entre 1966 y 1970. La obra de Otto puede ser entendida también como la búsqueda de alternativas a una modernidad que él consideraba contranatural.

En suma, la muestra logra transmitir a través de las maquetas la pluralidad de los conceptos y de procesos de trabajo desarrollados por Otto junto a sus colaboradores, sin negar sus contradicciones y abriendo nuevas vías para la compresión de una obra compleja y visionaria que vale como referencia a la hora de acometer de modo responsable y creativo los actuales procesos de urbanización del planeta. 


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