Una reflexión personal
Dicen que si uno desea atisbar el futuro primero debe volver la vista atrás para ver las lecciones del pasado. Repasando mis cinco décadas y media de experiencia profesional, hay varias lecciones que influyen en la creación y en la propia naturaleza de la Norman Foster Foundation, en los ideales que debería fomentar y en los medios para conseguirlo.
El nacimiento de nuestra fundación como institución independiente que desea promover la investigación y los proyectos al margen de mi práctica arquitectónica en Foster + Partners surge de varias aspiraciones. Una de ellas es ayudar a las nuevas generaciones a estar más preparadas para anticiparse al futuro, sobre todo en una época de profunda incertidumbre global, en especial aquellos profesionales preocupados por el medio ambiente. En otras palabras, jóvenes arquitectos, diseñadores, ingenieros, líderes gubernamentales y artistas.
En primer lugar, queremos fomentar el pensamiento interdisciplinar. La verdadera colaboración entre campos aparentemente inconexos del diseño y el pensamiento es uno de los ejes de una concepción holística del diseño de la que yo y numerosos compañeros hemos sido pioneros. Esto es incluso más relevante en la actualidad, a medida que las poblaciones se trasladan a las ciudades y hacen frente a nuevas interacciones con la inteligencia artificial, la robótica, las demandas energéticas y el cambio climático. Un diseño sostenible debe aglutinar desde el principio a todas las profesiones en un propósito común. No se trata de una moda, sino de supervivencia...[+]