El eclecticismo dominante en la arquitectura española de finales del siglo XIX estaba definido por referencias muy libres a los estilos del pasado, que eran escogidos, combinados y adaptados a los usos de los edificios, a los gustos de la clientela y, sobre todo, a las interpretaciones personales de los arquitectos. Esta arquitectura, denostada en el siglo XX por sus excesos ornamentales, sin embargo ocultaba una decidida apuesta por la modernidad, como demuestran los edificios de Eduardo de Adaro, uno de los arquitectos más sobresalientes de su tiempo y que con más ahínco trabajó para generar una imagen cosmopolita de Madrid y situarla al mismo nivel que las grandes capitales europeas...[+]