Ivorypress celebra su veinticinco aniversario con tres volúmenes exquisitos, que hacen honor a su trayectoria eminente en el ámbito artístico y editorial. Desde el mundo clásico, lo hecho con oro y marfil se denomina ‘criselefantino’, y es un adjetivo que en efecto conviene a esta publicación singular, que reúne un contenido áureo con una forma ebúrnea, y no tanto por el color como por la precisión exacta de su edición, intemporal y refinada como un camafeo de marfil. Elena Ochoa fundó Ivorypress en Londres en 1996, y en 2008 se trasladó a su nueva sede madrileña, una antigua imprenta remodelada por Norman Foster para albergar una galería de arte con librería cuya exigente programación de exposiciones y actos la convirtió enseguida en un lugar de referencia en la ciudad, ampliando a campos afines la trayectoria inicial, centrada en la producción de libros de artista. Los tres volúmenes que ahora se ofrecen no son propiamente libros de artista, pero su evidente voluntad artística los hace merecedores de situarse en ese territorio, cuya historia registra y homenajea a la vez.
El titulado Words selecciona sesenta textos —entre los centenares publicados por Ivorypress— que van desde las declaraciones de artistas o los ensayos críticos hasta las narraciones y poemas, y entre ellos hay alguna aproximación a la arquitectura, como la que el autor de estas líneas dedicó en su día a Jean Prouvé; el volumen Books se centra en los libros de artista, explorando su historiografía, detallando las bases conceptuales de la colección de Ivorypress y mostrando con textos e imágenes el complejo proceso de producción de dieciséis de ellos; y el presentado como Stories —conducidos todos por Claire Brandon, que es también responsable del conjunto del proyecto— reúne diálogos con muchos de los más relevantes artistas contemporáneos, y especialmente con aquellos que han desarrollado una mayor actividad en el terreno del libro de artista, un campo con largas credenciales y hoy cada vez más presente en colecciones y en museos.
La lista de participantes en esta joya editorial es demasiado larga para reseñarla aquí, pero no me resisto a mencionar alguno de los nombres que nos deslumbraron en su paso por la calle Aviador Zorita, desde Ai Weiwei o Michal Rovner hasta William Kentridge o Edmund de Waal, artistas tan próximos a la arquitectura como Cristina Iglesias, José Manuel Ballester o Thomas Struth, y exposiciones tan inolvidables para nuestra profesión como las de Buckminster Fuller, Zaha Hadid o Maya Lin. Y esta formidable aventura artística marca su cuarto de siglo añadiendo a los volúmenes una exposición itinerante que a lo largo de dos años pasará, entre otros destinos, por la Biblioteca Nacional de España —donde se inaugurará en abril— y la British Library; la biblioteca Bodleian de Oxford y el Kettle’s Yard de Cambridge; el Museo de Bellas Artes de Bilbao y el Chillida Leku; el Reina Sofía y el MoMA; el Neues Museum berlinés y el londinense Warburg Institute, para cerrar su itinerario en la biblioteca de la Universidad de Stanford y en el Yale Center for British Art, en un recorrido que dejará a su paso la estela luminosa de estos tres libros de cantos cromáticos, que se abren al futuro desde el homenaje al pasado del arte y de la edición.
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