Situado en el altiplano de la República Democrática del Congo, a unos 200 kilómetros al este de su capital, Kinsasa, se encuentra Ibi-Bateke, un enclave natural donde se está llevando a cabo una singular iniciativa de desarrollo rural. Financiado, entre otros, por el Banco Mundial o el World Bio Carbon Fund, el proyecto, que afecta a 22.000 hectáreas de terreno, cuenta también con un pequeño complejo, diseñado por el estudio Bogdan & van Broeck y formado por dos edificios: una antigua ruina rehabilitada y una nueva pieza. Ambas se inspiran en la arquitectura local y en sus principios bioclimáticos implícitos: las habitaciones disponen de ventilación forzada y protección solar, la cubierta es vegetal y todo el conjunto forma un cuerpo compacto que se mimetiza con el paisaje.