En la ceremonia donde se puso la primera piedra de la Creek Tower en Dubái, el 10 de octubre de 2016, no era Santiago Calatrava el que estaba a pie de obra junto a las autoridades emiratíes, si no una de sus mejores armas empresariales y la persona que ha conseguido que se convierta casi en el emir del ladrillo de Dubái si de diseñar edificios y proyectos hablamos: el menor de sus hijos varones, Micael (37 años).
En 2013, tres años antes de que el despacho Calatrava empezara a recoger contratos millonarios por Oriente, su hijo Micael, director ejecutivo de Calatrava International LLC, abrió una sucursal en Catar. Ese fue el punto de arranque (y de expansión) de un joven formadísimo, culto, discreto y muy hábil con los números y con las relaciones públicas que, al menos en esa parte del mundo, ha conseguido ahuyentar la marca Calatrava de todos los problemas jurídicos que arrastra su padre en Europa y en EEUU.
Con vista de lo que venía, en 2016, al tiempo que se hacía con el pabellón de la Expo y con el rascacielos más grande del mundo, Micael decidió trasladar a Dubái su oficina para poder controlar las obras de su padre in situ y seguir con una expansión multimillonaria.
En una charla de Google que hicieron padre e hijo en junio de 2019, el propio Micael era consciente del retraso que suelen acumular estas obras y bromeaba con que la Creek Tower estaba "planificada como la torre más alta del mundo", pero cuando la terminaran veremos "si es la más alta o hay otra que la ha superado". Por cómo marcha es posible que en Jedda o en otra ciudad de la zona, se lancen a subir la apuesta a los más de 1.300 metros de altura marcados por Calatrava...
El Español. Santiago Calatrava Resucita en Dubái: el Ave Fénix Vuelve con Proyectos 'Milmillonarios'