Se cumple un siglo del nacimiento de un creador polifacético, que transformó para siempre la isla de Lanzarote con sus intervenciones artísticas y su lucha contra la depredación turística.
Cuando nació Manrique, en 1919, asegura el economista Mario Alberto Perdomo, "Lanzarote no estaba ni en el mapa de Canarias". No había agua ni otros recursos. "El sol no era aún un activo de la isla". No había nada. Dibujante, pintor desde muy pronto, fue a Madrid, a Nueva York, y tuvo un sueño. Se lo contó a finales de los años cincuenta a su amigo Pepín Ramírez, presidente del Cabildo isleño: "Se puede salir de la pobreza. La belleza es la clave. Esta cueva, por ejemplo, llena de rastrojos, inútil, es el punto de partida". Ramírez le creyó. En 1969 ya la isla tenía esa cueva hecha como un cuadro de Manrique, arrancada con delicadeza a la tierra. La Cueva de los Verdes...