Hoy que, en una vuelta más de la rueda de la historia, se vuelven los ojos a la cultura pop; hoy que, no sin cierto regusto tardomoderno, los arquitectos retoman la tecnología y su hermana la ecología como herramientas propositivas; y hoy que, desde un supuesto nuevo compromiso, el urbanismo radical de los sesenta invade publicaciones y proyectos escolares, es necesaria una revisión de los escritos de Reyner Banham (1922-1988), recluidos en una ‘zona de silencio’ tras las sucesivas convulsiones críticas del pensamiento posmoderno. Quebrando ese silencio, Nigel Whiteley ha construido una dilatada biografía intelectual del crítico e historiador que analiza sus textos, reconstruye sus experiencias personales, rastrea las influencias que contribuyeron a formalizar su pensamiento y lo presenta como el último polemista moderno.
Releer a Banham nos hace recordar, no sin cierta melancolía, al Independent Group, el Nuevo Brutalismo, Archigram y, ¿por qué no?, la ‘atlántida de hormigón’; tiempos que pasaron y que, aunque algunos nostálgicos opinen lo contrario, no pueden volver. Pero releer a Banham también traslada nuestros pensamientos a ‘lo que está por venir’ y nos devuelve la confianza en una tecnología optimista, puesta al servicio de los hombres, la democracia y la vida.