La totalidad de lo producido por la Foreign Office Architects de Zaera y Moussavi en una década se clasifica en especies a partir del análisis de la repetición y diversidad de sus características superficiales, según «siete categorías transversales del árbol filogenético »: función (suelo, envolvente), facialidad (unifacial, multifacial), equilibrio (constante: paralelo/perpendicular, variable), discontinuidad (plano, ondulado, angulado, perforado, bifurcado), orientación (orientado: estriado/polar, no orientado), geometría (continuo, discontinuo) y diversificación (tramado, contingente).
De acuerdo a estas categorías transversales y desde el punto de vista filogenético, el inmenso y complejo edificio de la terminal marítima de Yokohama debería denominarse ‘gromulfa_perstricon’, como resultado de agrupar las primeras sílabas de las diferentes ramas del sistema de clasificación en lengua inglesa: ground, multiple face, perforated, striated, contingent. Y del mismo modo, el pequeño y perplejo edificio para la policía de Villajoyosa pasaría a llamarse ‘ensifacoper_pernonor’: envelope, single, face, constant, perpendicular, perforated, non-oriented. Para FOA, el ‘gromulfa_perstricon’ y el ‘ensifacoper_pernonor’ son organismos de igual interés filogenético, pues del mismo modo que en el estudio de las especies animales es tan importante el ‘rinoceronte blanco’ como la ‘mosca del vinagre’, no importa el tamaño ni la complejidad de cada proyecto, sino su propia existencia como resultado de una evolución genética posible.
El libro es impecable desde el punto de vista intelectual, pues describe la práctica de FOA como una genealogía abierta de ideas que, al igual que los seres vivos, evolucionan a través del espacio y el tiempo; y posee además un indudable valor estratégico, ya que se concede a esta clasificación un carácter operativo: una vez identificadas y clasificadas las especies, es posible la toma de posturas prácticas cara al futuro.