Puertas adentro: la habitación en el arte
Representación de lo hogareño: en un terreno tan próximo no es sencillo alcanzar la altura expresiva de artistas como Bonnard o Vuillard, esos pintores decimonónicos que trataron el tema de la ‘pequeña felicidad’ hogareña en sus plácidos interiores, o la del Matisse de La clase de piano y otras imágenes de una sosegada tranquilidad doméstica. Familias reunidas en un acogedor salón iluminado por la cálida luz de una lámpara de gas. Ni gritos, ni gestos bruscos ni placeres extremos, sólo calma, reposo y moderación: un paraíso de puertas adentro. Ni brillantez ni riesgo, sólo el monótono pasar del tiempo y las conversaciones intrascendentes. En las obras de estos pintores se aprecia un sentido contradictorio en el placer de dejarse arrastrar por la vida doméstica: por una parte el insinuante gozo del sosiego, pero por otra el abismo de una monotonía interminable y aterradora. El prerrequisito de todas estas imágenes de bonheur era, evidentemente, la consolidación del modelo de familia nuclear, expresión específicamente burguesa de la estabilidad social y el progreso económico, y también, cómo no, de las contradicciones y los desgastes que inevitablemente acarreaba este modelo... [+]