Al entrar en el patio central de la Royal Academy de Londres nos recibe abruptamente una gran escultura formada por esferas pulidas que reflejan, deforman y multiplican su entorno, especialmente los cambiantes tonos del cielo londinense. Tall Tree and the Eye está constituida por una maraña desordenada de bolas que se eleva en precario orden vertical hasta alcanzar los 13 metros de altura y que anticipa desde el umbral el tono monumental y espectacular con el que ha sido concebida la retrospectiva de Anish Kapoor. Meses después, tengo ocasión de volver a contemplarla en Bilbao, instalada en una isleta sobre el estanque de la fachada posterior del Museo Guggenheim. Lo que en Londres era contraste —de materiales, de lenguaje formal, de tiempo histórico— se resuelve aquí en continuidad. Tall Tree and the Eye, situada sobre la arquitectura líquida de Gehry, se hace más verosímil e integrada, más decepcionante... [+]