La masificación del turismo ha penetrado definitivamente en el arte contemporáneo. Las grandes citas internacionales atraen a un público profesional en permanente estado de flotación, pues las convocatorias se encadenan en bucle. El pasado verano, la coincidencia en un espacio de reducidas dimensiones de la Art Basel, la Bienal de Venecia, la Documenta de Kassel y el Skulptur Projekte de Münster ha llevado a los organizadores a coordinar un viaje en forma de paquete turístico para el que han resucitado como eslogan comercial la idea decimonónica de Grand Tour, el viaje iniciático que propios y extraños realizaban por los paisajes y la cultura de la vieja Europa. La feria de Basilea, líder indiscutida del sector comercial, aunque asediada últimamente por su secuela en Miami Beach, que se celebra en diciembre, o por la emergente Frieze londinense, ha alcanzado este año récord de ventas, pero también de excelencia artística, lo cual alimenta la confusión funcional entre ferias y exposiciones comisariadas. Por su parte, la cuarta edición de la de Münster, evento que se celebra cada diez años y que se dedica exclusivamente a intervenciones en el espacio público, presenta por vez primera señales de agotamiento del modelo. Pero la pequeña capital de Westfalia ha doblado con creces su población durante este verano, lo cual demuestra que, como en cualquier otro ámbito del mercado, el logo atrae al consumidor más que el propio producto... [+]