Fundada en 1961, la Medalla de Oro de la UIA (Unión Internacional de Arquitectos) premia a «profesionales cuyas cualidades, talentos y acciones hayan tenido un impacto internacional en los diversos sectores de la disciplina». Se trata de un mérito un tanto genérico pero que se ajusta muy bien al perfil del último premiado, Toyo Ito, arquitecto japonés nacido en 1941 y que en 2013 fue galardonado con el Premio Pritzker. Se ajusta, sin embargo, con un matiz: el Toyo Ito más influyente internacionalmente no es el actual, comprometido con un formalismo cada vez menos comprensible, sino el arquitecto que, en las décadas de 1980 y 1990, sacudió el panorama de la disciplina con sus agudos ensayos y artículos, introduciendo temas como el ‘programa nómada’ o las atmósferas (‘espacios de límites difusos’), y construyendo, en paralelo, edificios tan emblemáticos y coherentes con sus ideas como la Mediateca de Sendai (2001).
Toyo Ito, que recibió la Medalla de Oro el 6 de septiembre, se incorpora a una nómina de galardonados que incluye figuras tan prestigiosas y diversas como Hassan Fathy (1984), Rafael Moneo (1996), I. M. Pei (2014) o su compatriota Tadao Ando (2005). Junto a la Medalla, la UIA ha otorgado otros cinco premios en diferentes categorías a Nicolai Shumakov (tecnología aplicada), Ashraf M. Salama (crítica de arquitectura y educación), Carin Smuts (asentamientos humanos), Hoang Thuc Hao (reducción de la pobreza) y Patrick Abercrombie (urbanismo y territorio).