
En este compendio de la producción argentina de los años ochenta, Adriana Irigoyen y Ramón Gutiérrez seleccionan aquella arquitectura que hace las paces con sus raíces e intenta redescubrir su origen y las variedades que lo acompañan —y rechazan— «no aparece en el libro —lo que reproduce miméticamente los modelos ajenos».
Entre la introducción de Irigoyen y el colofón de Gutiérrez —que incluyen un balance de la pasada década y una previsión de futuro— aparecen una treintena larga de edificios de tipología diversa.