La arquitecta francesa Manuelle Gautrand ultima la ampliación del Museo de Arte Moderno de Lille en Villeneuve d’Ascq, un edificio modular en ladrillo y hormigón de los ochenta, al que se han incorporado cinco nuevas salas con forma de prismas quebrados, cuya piel-estructura es una celosía de hormigón blanco. La colección de Art Brut del museo parece haber inspirado la textura vegetal del cerramiento. Los muros portantes, algunos de hasta doce metros de altura, son de hormigón in situ vertido sobre encofrados de madera en los que se han incrustado piezas de contrachapado, protegidas por una gruesa película de resina, que conforman un bajorrelieve de patrón irregular. Los elementos no portantes de la fachada son paneles prefabricados de hormigón de altas prestaciones reforzado con fibra, de nueve centímetros de espesor.