Opinión 

Lo demás es silencio

Manuel Aires Mateus 
30/06/2020


Creo que fue John Cage quien me dijo una vez: «Cuando comienzas a trabajar, todos están en tu atelier: tu pasado, tus amigos y enemigos, el mundo del arte, tus ideas. Pero, a medida que sigues pintando, todos ellos se van yendo, hasta que te quedas completamente solo. Entonces, si tienes suerte, hasta tú mismo puedes acabar desapareciendo.» (Philip Guston).

Con identidad y entidad propias, el proyecto se revela como un proceso de descubrimiento y exploración que da lugar a resultados únicos e irrepetibles.

 

No sabríamos decir qué es la arquitectura, ni siquiera lo que va a ser cada proyecto. Sabemos que cada proyecto tiene una condición propia, única e irrepetible. Muchas veces, tales condiciones se parecen unas a otras, pero nunca son iguales.

Un proyecto nace de una voluntad, de un lugar, de un deseo, de una memoria, de una imagen, de una ambición. Nace para comenzar un camino. Un camino que unas veces es recto y otras tortuoso. Nace creando su propio camino, su propia evidencia.

El proyecto nace de lo que ya aprendimos, pero también de lo que todavía no conocemos, de aquello que deseamos. Muchas veces, nace de la revelación de lo que sabíamos pero estaba oculto. El proyecto es un camino de comprensión, de descubrimiento.

Un proyecto crea su campo de posibilidades. Lo hace caminando, acompañándonos, exponiéndonos y validando nuestras deciciones. Nuestro trabajo consiste en hacer posible que cada condición única crezca con libertad.

Sin embargo, esta circunstancia irrepetible se crea a partir de aquello que nos resulta cercano, de lo que nos es familiar y conocemos bien. De cosas inmersas desde siempre en la vida, en lo cotidiano.

Puertas, ventanas, techo, suelo son las letras con las que escribimos. Elementos que deben ser nuestros, porque no se escribe poesía en una lengua extranjera, sólo en la materna. El proyecto combina la memoria y el descubrimiento, o el descubrimiento de la memoria. Un camino que va integrando todos los factores de la vida, reales, físicos o culturales, eligiendo en el proceso aquellos que dan a la luz una respuesta que el propio proyecto legitima.

Se proyecta por el asombro del descubrimiento, único e irrepetible. Es un trabajo que obliga a comenzar siempre de cero. Un trabajo disponible, atento, libre, cargado de conocimientos disciplinares pero próximo a la vida. Trabajamos en el esfuerzo por comprender y combinar todas las cosas, todas las particularidades, en busca de la diferencia: lo único que podrá dotar a cada proyecto de su verdadera identidad. 


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