Crisis de la edición, del papel, de la lectura; crisis del humanismo, de la economía, de la arquitectura: durante años, un contubernio de crisis ha puesto en jaque a los libros, las revistas, los periódicos y en general a los modos consuetudinarios de transmisión del saber. No se trata de un espejismo o de una pesadilla pasajera: hoy se lee mucho menos que antes y, sobre todo, se lee distinto, y los más jóvenes no buscan el conocimiento en los formatos impresos sino en los siempre abiertos y fluidos canales de la red. De ahí que los tres últimos lustros hayan traído consigo el agostamiento de todo un sector, y de ahí también que las previsiones sobre el futuro de los medios tradicionales sean tan poco halagüeñas.
Sin embargo, el diluvio digital y generacional no lo ha destruido todo, y, junto con el pertinaz navío del mercado del libro, hoy es posible atisbar en el horizonte no solo las arcas arquitectónicas que han sabido mantenerse a flote contra viento y marea —la revista que tiene entre las manos no es la peor de ellas—, sino también nuevas y valientes arcas que han atrevido a iniciar su singladura en tiempos tan procelosos. Es el caso de LC y Anima, dos revistas de condición diversa que ponen de manifiesto cómo la inventiva y el gusto por el trabajo hacen que no siempre los empeños editoriales acaben resultando en simple papel mojado.
LC. Revue de rechereches sur Le Corbusier es una publicación académica que, por fortuna, no ha querido transigir del todo con los grises y manidos formatos de las revistas que hoy promueven las universidades. Dirigida por los profesores Juan Calatrava y Jorge Torres, y por el francés Arnaud Dercelles (de la Fondation Le Corbusier), LC inició su singladura en el pandémico 2020 como una publicación destinada a explorar la obra del genio francosuizo, convertida desde hace años en una pequeña pero al parecer inagotable industria cultural. Pero LC, amén de rigurosa y bella —su formato está pensado para la lectura, incluso para el disfrute de las imágenes—, es también una revista de amplias miras intelectuales, que se reconoce en el espejo de L’Esprit Nouveau en su ambición de no ser solo una sesuda varia de papers, sino un cosmopolita boletín difundido en tres idiomas y que convierte a Le Corbusier en el mejor desencadenante para abordar la estética de su época y en parte la de la nuestra.
De lo anterior dan cuenta los contenidos del último número —el séptimo—, que ha aparecido recientemente y compila artículos de diferente pero complementaria condición: el cosmopolitismo del maestro, su viaje a Venecia, las boîtes à miracles, la singularidad de L’Art décoratif d’aujourd’hui y el centenario de la villa Le Lac, así como una entrevista sobre la exposición de la colección de maquetas ‘LC150+’ y tres reseñas sobre otros tantos libros a cargo de Quetglas, Moneo y Maisonnier. Se trata de un conjunto diverso y atractivo que refleja bien la voluntad de los editores de hacer de cada número un precioso microcosmos, si no es que laberinto, corbusierano.
Igualmente ambiciosa, pero muy alejada de los modos académicos, es Anima, un revista dedicada a registrar no tanto la arquitectura cuanto el mundo del ‘diseño’ en el sentido anglosajón del término. Radicada en Londres, Anima está dirigida por Dan Crowe y Deyan Sudjic, aunque en este primer número el protagonismo del antiguo director del Museo del Diseño y especialista en Norman Foster sea tan grande como para rubricar los textos más señeros de la revista. En cuanto a los contenidos, estos se ciñen a la variedad previsible en una revista ‘de registro’: desde las primeras grutas habitadas por el ser humano en Australia hasta una sección monográfica sobre el diseño contemporáneo en Milán, pasando por una aproximación admirada y un tanto melancólica al legado de Olivetti, la reseña de la exposición de Foster en el Pompidou o un análisis crítico de lo que puede significar diseñar y construir un museo hoy. Todo ello presentado por medio de una maquetación elegante y un cuidado exquisito en la selección de imágenes.
Es probable que la edición tradicional sea cosa de otro tiempo. Pero tanto LC como Anima sugieren la vida que pueden llegar a tener esas cosas de papel que algunos decían que estaban tocadas de muerte.