Esta primera traducción castellana de la célebre obra de Auguste Choisy L’art de bâtir chez les Romains (1873) se suma a otros dos más que notables trabajos publicados en la misma colección: El arte de construir en Bizancio, también de Choisy, y La construcción medieval, de Viollet-le-Duc. Se constituye así un trípode esencial para cuantos nos interesamos por el estudio de la arquitectura en relación a su razón constructiva.

El cuerpo que forman estas tres obras tiene particular coherencia y los periodos que abrazan son singularmente representativos, al centrarse sobre todo en la construcción de bóvedas (sistema que, al estribar en un problema de estabilidad más que de resistencia de materiales, requiere de modo natural el acuerdo forma-construcción). Si el estudio de Viollet es una emocionante narración de la génesis histórica de la bóveda de crucería en el gótico, los tratados de Choisy privilegian también el análisis constructivo y formal de otras bóvedas: en chez les Romains, las grandes bóvedas de hormigón; y en chez les Byzantins, las bóvedas sin cimbra (donde el proceso constructivo alcanza un máximo valor determinante de la forma).

El arte de construir en Roma fue escrito, ¡y dibujado!, por un Choisy joven y entusiasmado por la arquitectura romana, que estudió en un largo viaje por Italia (1866-1867) realizado nada más terminar sus estudios de ingeniería. La investigación positivista de Choisy se impone «no mencionar nada cuya exactitud no haya contrastado personalmente», y su estudio de las grandes bóvedas de hormigón es verdaderamente innovador: descubrió, por esa observación directa, el modo en que se ejecutaba el hormigón; y, más importante, es quien mejor ha explicado, atendiendo al proceso de ejecución, la razón de los arcos de ladrillo embebidos en las bóvedas.

Junto a la prosa aguda y concisa de Choisy (traducida por Manuel Manzano- Monís), una magnífica colección de ilustraciones que se incluye completa en esta edición a cargo de Javier Girón y Santiago Huerta, con prólogo de Enrique Rabasa. Con su revolucionaria aplicación de la representación axonométrica a la arquitectura, Choisy descubre un eficaz discurso gráfico con peso propio.

En un momento histórico de revivals y eclecticismos, la obra de Choisy rompía como ejemplo, enseñándonos que aprender la lección de la historia no consiste en imitar sus formas, sino más bien en asimilar sus principios. «Lisez le Choisy», recomendaría Le Corbusier a sus discípulos; ahora, por fin, podemos hacerlo también en español.