Jørn Utzon

Copenhague, 1918

29/02/2000


El encuentro de Jørn Utzon con el personaje de Edgar P. Jacobs era inevitable. Como la obra más representativa de Utzon es la Ópera de Sidney, era la favorita para la historieta; y de hecho estuvo a punto de comerse toda la viñeta durante su dibujo, aunque luego perdió el primer plano y se quedó al fondo. La ópera tenía un buen dibujo, y encajaría bien con los de línea algo teatrales de Jacobs. Al estudiar de nuevo la historia de la construcción del edificio, una historia de cuando yo estudiaba la carrera y el Nueva Forma de Juan Daniel Fullaondo promocionaba a Utzon, me di cuenta de la tremenda tarea que éste se había echado entonces sobre los hombros, y que no consiguió terminar. Utzon era entonces una especie de revelación genial para los más jóvenes, y la ópera un proyecto expresionista en tiempos de racionalismo, que continuaba o que incluso iba aparentemente más allá de Scharoun.

Es verdad que de Jacobs me habría gustado más mencionarla que me parece su obra maestra, La marque Jaune, con el trío de personajes que le hicieron más famoso. Pero este viejo amigo y colaborador de Hergé también había editado El rayo U, y la analogía de las andanzas de su protagonista, el mayor Walton, con las aventuras del arquitecto danés era perfecta. En El Rayo U el Mayor, un perfecto norlandiano, nórdico, alto, atractivo y de ojos azules, es perseguido por los austradianos, que quieren arrebatarle los secretos del Uradio. Era fácil establecer la analogía con las aventuras, penas y glorias de la lucha que se entabló entre Utzon y los responsables de la ópera, y que empezó con el concurso en que otro norlandiano, Heikki Sirén, apoyó la arriesgada propuesta de Utzon, para acabar con la retirada del danés y de su equipo, que no pudieron mantenerse a pesar de algunos apoyos y simpatías.

En la bahía de Sidney, como en la del cuento, el Mayor Walton-Utzon intenta mantenerse a flote con su equipo, incluída la bella Sylvia que era bastante cursi, en un barco vikingo, encarnación de Ove Arup, el mago de las estructuras. Al fondo de la escena se quedó la ópera, que actúa perfectamente como edificio de cómic futurista, detrás de un extraño hidroavión aerópilo de Edgar P. Jacobs que viene a salvar a los norlandianos.


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