La frontera es una invención muy reciente que todavía está en un proceso de perfeccionamiento. Las de España con Francia y Portugal, que pasan por ser de las más antiguas del mundo, no se amojonaron hasta el siglo XIX, y hasta la década de 1990 sufrieron modificaciones menores. El tópico ecuménico e ilustrado las supone herencias de un pasado violento y sin civilizar, pero los datos dicen que, cuanto más se retrocede en el tiempo, más inconcretas, débiles o inexistentes son. Desde la comodidad del espacio Schengen puede darse la percepción contraria, pero, para un ciudadano de Malí o de Bolivia que intenta llegar a la Unión Europea, las fronteras son una actualidad hipertecnológica, cada vez más avanzada y opresiva...