Ciencia y tecnología 

El segundo giro digital

El diseño más allá de la inteligencia

Mario Carpo 
31/03/2018


Christian Kerez, Incidental Space, Venice (2016)

Veinte o treinta años es mucho tiempo en la era de la tecnología de la información, suficiente como para permitirnos diferenciar una clara escisión entre el funcionamiento interno de las herramientas informáticas del pasado y las del presente. Al inicio, en la década de 1990, usábamos nuestros rutilantes ordenadores para implementar la ciencia que ya conocíamos: en cierto sentido, trasladábamos todo el conocimiento científico existente a nuevas plataformas informáticas que apenas se estaban descubriendo. Hoy, por el contrario, hemos aprendido que los ordenadores trabajan mejor y más rápido cuando se les permite llevar a cabo un proceso diferente, no humano, un método postcientífico; y cada vez resulta más sencillo permitir a los ordenadores resolver problemas a su manera, incluso cuando no comprendemos qué es lo que hacen. En sentido metafórico, los ordenadores están desarrollando su propia ciencia, una nueva ciencia. Por lo tanto, así como la revolución digital de los años 1990 (nuevas máquinas, misma ciencia) dio como resultado una nueva forma de hacer, la revolución actual (mismas máquinas, nueva ciencia) está dando lugar a nuevas formas de pensamiento.

Evidentemente, la idea de que las máquinas puedan crear un nuevo método científico —una inteligencia propia, se podría decir— se presta a profecías apocalípticas variadas. Este libro recorre un camino distinto, más riguroso. Los diseñadores no son filósofos ni tampoco teólogos. Pueden ser presa de creencias o ideologías, pero no en mayor medida que otros profesionales. Por definición, los diseñadores producen objetos tangibles, por lo que están ligados, en cierto grado, a la vulgar realidad: sólo cobran cuando los objetos que producen funcionan o cuando son capaces de persuadir a sus clientes de que lo harán en un futuro. Basándonos en los datos obtenidos de la práctica diaria de nuestra profesión, se puede apreciar que, para trazar el hasta ahora inexplorado camino de la inteligencia posthumana, algunas estrategias funcionan mejor que otras. Obligar a los humanos a imitar el comportamiento de las máquinas resulta igual de absurdo que forzar a las máquinas a comportarse como humanos. À chacun son métier: ‘zapatero a tus zapatos’.

En definitiva, la tarea de los diseñadores consiste en dar forma tanto a los objetos que producimos como al entorno que habitamos. En la década de 1990 inventamos e interpretamos un nuevo paradigma culural y técnico; y al tiempo creamos, con notable éxito, un nuevo estilo visual que definió una época y moldeó la revolución tecnológica. Resulta demasiado pronto para afirmar si lo conseguiremos de nuevo: el segundo giro digital apenas ha comenzado, y el nuevo estilo digital aún permanece en el aire. Aunque, hoy en día, parece que los diseñadores están descubriendo y poniendo a prueba nuevas ideas capitales a través de inteligencia artificial: y, al igual que en los años 1990, van muy por delante de los demás.


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