La construcción de un canal alternativo al Bósforo tendría profundas implicaciones geopolíticas en la zona del mar Muerto, que Rusia vigila con ojo avizor.
Tendrá 45 kilómetros de largo, 275 de ancho y aprovechará los lagos para salir al paso. Los campos de cultivo, granjas y pequeñas poblaciones serán sustituidas por puertos deportivos, pisos de lujo y edificios. Todo al mejor postor. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ya ha puesto la primera piedra del Canal Estambul, una construcción que para unos es un sueño muy lucrativo y para otros, una pesadilla. Pero el “proyecto loco”, bautizado así por el mismo Erdogan, arroja muchas preguntas sin respuesta: quién pagará la cuenta en un país en la bancarrota, qué implicaciones geopolíticas tiene o qué problemas medioambientales acarreará. Cuestiones que no han impedido que el proyecto salga a la luz, cueste lo que cueste...
El Confidencial. El "proyecto loco" de Erdogan: un nuevo Bósforo y muchas preguntas por responder