El gigante asiático quiere blindar su soberanía cibernética con medidas como la prohibición de las criptomonedas o una normativa que restringe la recolección de datos de sus ciudadanos.
China está tomando medidas para proteger su soberanía digital. Así se interpretan los últimos movimientos ejecutados por Pekín, que lleva un tiempo apuntalando su capacidad de maniobra sobre las grandes tecnológicas (tanto nacionales como extranjeras) y asegurándose de que lo que suceda en el ciberespacio no pueda erosionar al poder estatal. En ese contexto se enmarca el anuncio de la semana pasada: el Gobierno prohíbe las criptomonedas. Ya no se podrá operar con ellas en el gigante asiático, con lo que la única divisa virtual permitida será el yuan digital. China se convierte así en la primera gran potencia que toma una decisión definitiva en este terreno.
No es la única política de gran calado que se ha desplegado últimamente en el ámbito digital: en noviembre entrará en vigor la primera regulación de privacidad de datos del país. La Ley de Protección de Información Personal (PIPL) establece derechos para los ciudadanos similares a las que brinda el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la UE. Las empresas tendrán que recolectar los mínimos datos personales posibles y los mantendrán en su poder durante el menor tiempo posible. Para hacerlo necesitarán el consentimiento previo de los usuarios, que también podrán pedir la portabilidad de esos datos o acceder a ellos si así lo desean.
El País: El gran salto adelante digital de China