El futuro del pasado - Château Margaux, patrimonio y paisaje, Norman Foster

Paul Goldberger 
30/09/2017


Uno asocia a Norman Foster con la elegancia y el refinamiento, virtudes que, podría pensarse, han llevado a los propietarios de Château Margaux, uno de los vinos más afamados del mundo, a contar con los servicios de Foster Partners, en lo que resultaría ser una pareja natural entre un vino de gran intensidad y un arquitecto de gran sofisticación. Sin embargo, y a pesar de que la alianza entre tal arquitecto y tal cliente podría parecer casi inevitable, llevó cierto tiempo hasta que la idea y el proyecto se desarrollaron para alcanzar su forma final.

Los clientes, profundamente celosos a la hora de proteger la imagen del château original —cuya fachada aparece en las botellas de vino y es desde hace generaciones la marca del Premier Cru Château Margaux—, no tenían interés en darle presencia a la intervención moderna. Con todo, la primera propuesta, proyectada por uno de los socios de Foster, resultaba francamente moderna, de un modo coherente con la trayectoria de Foster Partners. Como primera intervención en el château desde hacía dos siglos, con un programa que incluía nuevas instalaciones para la elaboración del vino y espacios para investigación y eventos, no sorprende quizá que la primera idea de los arquitectos fuera seguir con la estrategia de yuxtaposición que Foster Partners han aplicado con éxito en numerosos edificios históricos de todo el mundo, y combinar la restauración meticulosa del corazón histórico con un añadido insoslayablemente moderno levantado junto a las viejas instalaciones...


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