Especialmente recomendable para los que disfrutan leyendo arquitectura es este libro que enreda la vida con la obra. Gilles de Bure utiliza una eficaz mezcla de ingredientes biográficos, de la crónica periodística y de la crítica especializada para recrear en once capítulos la trayectoria vertiginosa y brillante de quien con 36 años ganó el concurso para construir en París la Gran Biblioteca de Francia. Cada una de las partes lleva por título una sola palabra, términos tan sonoros como campanadas que sitúan al lector en el meollo de los asuntos: la preferencia de Dominique Perrault por lo mudable, la desaparición ‘casi total’ de la arquitectura en proyectos de gran escala, su apasionada dedicación a los tejidos metálicos o su actitud insubordinada respecto a la idea romántica de naturaleza.