Desmontar y combatir los binarismos de género, identificar las múltiples construcciones y tecnologías por/en las que el heteropatriarcado opera desde la modernidad y rastrear el potencial de lo trans para disputar los regímenes de explotación que de manera hegemónica regulan el curso del planeta es el propósito del contexto crítico que está transformando de manera más radical las prácticas arquitectónicas en este momento. Autores como Paul B. Preciado, Jack Halberstam, C. Riley Snorton o Astrida Neimanis, por citar solo algunos de los más influyentes, no reclaman que los derechos civiles de las instituciones sociales modernas les sean extendidos a mujeres y colectivos LGBTIQA+. Van mucho más lejos. Coexisten con lo problemático para confrontar las ontologías, las estructuras de poder y las tecnologías (incluyendo la arquitectura) que imponen un régimen de control y sometimiento sobre humanos y más-que-humanos basado en la falsa autonomía y superioridad del cuerpo humano blanco y heteronormativo.

Entre estos autores, Paul B. Preciado, filósofo, activista y comisario de arte, es sin duda el más popular e influyente. Preciado tiene la excepcional capacidad de interpelar por igual a la academia, al mundo de la cultura y al activismo queer. Desde la publicación en el año 2000 de Manifiesto contra-sexual, Preciado ha conseguido, a través de sus libros, sus conferencias, su labor de comisariado de arte y sus intervenciones en los medios de comunicación, redefinir la agenda del pensamiento progresista europeo, así como reinventar la figura del intelectual comprometido. Preciado opera como un agente de reflexión y activismo transescalar que conecta su propio cuerpo con las tecnologías, los territorios y los ecosistemas que definen el presente, en lo que sus seguidores viven como un proyecto de disidencia a tiempo real.

La reciente publicación de Un apartamento en Urano recopila los artículos que entre 2010 y 2018 publicó en Libération y otros medios europeos. Una crónica del periodo de gran convulsión política que siguió a la crisis financiera del 2008. En ella, Preciado reacciona a las políticas de austeridad y a su impacto en la precarización del tejido social europeo; a nuevas formas de colonización operadas sobre el cuerpo de las víctimas de desplazamiento en el mundo; o ante la violencia de género y la emergencia de movimientos como ‘ni una menos’. En conjunto, Un apartamento en Urano es un testimonio de disidencia corporal contra la violencia operada desde taxonomías modernas y binarismos como hombre/mujer, heterosexual/gay, natural/ artificial, material/performado o humano/no-humano, para reclamar los cuerpos, ecosistemas y redes de lo impuro y las interdependencias e interconexión entre lo diferente.

Una década después de la publicación en la editorial Anagrama de Pornotopía: Arquitectura y sexualidad en Playboy durante la guerra fría, con el que Preciado narró el despliegue de un régimen de control ‘farmacopornográfico’ a través del recuento minucioso de las arquitecturas de Hugh Hefner, Un apartamento en Urano da testimonio de ocho años de insumisión corporal e intelectual. Preciado toma la palabra para interrogar la posibilidad de una existencia colectiva basada, de acuerdo con sus palabras, en «la diversidad de la vida».