Opinión  Infraestructura y urbanismo 

Culto colectivo

La Cúpula del Milenio en Greenwich

Nick Cohen 
30/04/2000


La voz grandilocuente de los publicistas de la Cúpula del Milenio pone en guardia a los oyentes escépticos. Al igual que los guías turísticos de las antiguas dictaduras de Europa Oriental, insisten en que, con independencia de otras quejas difíciles de rebatir, la gran carpa es mucho, muchísimo más grande que ninguna otra cosa que se pueda encontrar en otros países menos afortunados. En la Cúpula caben «18.000 autobuses de dos pisos», se oye parlotear en su página de Internet; o «13 Albert Halls»; o «3.800 millones de jarras de cerveza»; o «la torre Eiffel tumbada». El autobombo no se limita al departamento de relaciones públicas. La frágil piel de la Cúpula se ha visto obligada a soportar una tremenda carga constitucional: pretende representar y redefinir a los pueblos de Gran Bretaña. «El propósito global de todas las actividades del Milenio» (escribían los consejeros del Nuevo Laborismo poco después de llegar a sus cargos) «consiste en infundir nuevo vigor a la Nación. Por tanto, el objetivo final de la “Sociedad para el nuevo Milenio” es cambiar algunas ideas elevar la autoestima de cada individuo... y mejorar la visión que el mundo tiene de la Nación»...
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