Uno de los grandes pioneros de la fotografía surcó el cielo a caballo. El galés Charles Clifford firmó en 1850, recién llegado a Madrid, un convenio con el empresario que gestionaba la plaza de toros de la Puerta de Alcalá para realizar allí espectáculos aerostáticos. A lomos de un trotón propulsado por el último globo a gas, logró cabalgar el firmamento, aunque no inmortalizarlo al daguerrotipo como hubiese querido, tal era el peso de las primeras cámaras de placas. Tras aquellas peripecias, comenzó a anunciarse en la prensa madrileña como aeronauta y retratista con estudio propio en la calle de Alcalá. Allí alcanzó una popularidad que le llevó hasta la corte de Isabel II, donde ejerció como Fotógrafo de la Real Casa. Tan ambicionado título le permitió documentar durante un cuarto de siglo los mayores proyectos de ingeniería y urbanismo de la capital.
Hasta el 13 de febrero de 2022, la exposición Clifford. Vistas del Madrid de Isabel II, en la Fundación Canal, reúne 100 imágenes de una ciudad atrasada que emprendía su transformación. Al menos así decidió plasmarla el galés, casado con su ayudante Janet, la primera mujer admitida por la Sociedad Francesa de Fotografía y que en 1863 recibió el encargo de documentar el Tesoro del Delfín, aún hoy custodiado por el Museo del Prado...
El País: Cuando Charles Clifford positivó Madrid