(1920-1999)

Seguramente, la muerte soprendió a Colin Rowe añorando el Palazzo Massimo, la sede romana de la Universidad de Cornell donde este británico de nacimiento y norteamericano de adopción prefería residir desde su jubilación en 1991. Formado como arquitecto en Liverpool, coincide allí con James Stirling, que se convertirá en su amigo y en el cómplice ejecutor de sus especulaciones teóricas. Una beca para el Warburg Institute le brinda su primer contacto con el mundo académico norteamericano y marcará para siempre una aproximación a la crítica de arquitectura que tendrá la oportunidad de difundir desde sucesivos puestos docentes en las Universidades de Yale, Austin y Cornell. A esta última permanecerá vinculado durante más de treinta años, y desde ella escribirá los ensayos que, comparando a Palladio con Le Corbusier y a Viollet-le-Duc con la Escuela de Chicago, proponen una subversión de los dogmas modernos. Tras circular durante años de forma casi clandestina entre los estudiantes, sus escritos se publican por fin en 1976, y dos años más tarde aparece su libro La ciudad collage, desde donde postula un proyecto urbano como conglomerado de utopías sucesivas y compatibles.


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