China, construyendo una nueva tradición

En busca del tiempo perdido

Li Xiangning 
31/12/2015


Ai Weiwei and Fake Design, Courtyard 104

Desde hace tres décadas, China viene constatando el crecimiento triunfal de sus ciudades y edificios. A una velocidad y una escala nunca vistas en Europa, los rascacielos brotan en las megalópolis. Pero al mismo tiempo desaparecen las viejas construcciones levantadas a lo largo de cientos de años; de ahí que la industria de la construcción en China haya sido criticada con severidad por los medios académicos internacionales, que consideran que la pérdida de los características específicas del país y su ruptura con las tradiciones es pan para hoy y hambre para mañana: como el agua sin el manantial del que brota; como el árbol sin la raíz por la que se alimenta.

Hace diez años escribí que la arquitectura china se podía explicar mediante dos estrategias contrapuestas: por un lado, la adopción de nuevas y flamantes formas carentes de cualquier vínculo con la tradición; por otro lado, la simple repetición de las imágenes de la arquitectura tradicional del país o la mera apropiación de sus tipos, como el jardín, sin que tal apropiación suponga su traducción a los lenguajes contemporáneos. Hoy, cuando miro atrás y reflexiono sobre los cambios que se han producido en esta década, me complace constatar que los arquitectos chinos están reinterpretando la tradición del país de modos plurales pero dotados de carácter, que dependen de una conciencia cultural enraizada en el inconsciente colectivo...


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