La Fundación Hyatt ha concedido el Premio Pritzker 2019 a Arata Isozaki, maestro de la arquitectura japonesa y puente entre Occidente y Oriente.

Nacido en 1931, Isozaki estudió en la Universidad de Tokio, donde conoció a Kenzo Tange, que fue determinante en su formación y en cuyo estudio trabajó hasta 1963, momento en que montó su propio despacho. Las primeras obras de Isozaki estuvieron definidas por el sincretismo; sin embargo, llegados los años 1970, la inspiración en la tradición japonesa dejó pasó a la pericia estructural y un internacionalismo abierto a las tendencias de la época, que hicieron que pronto Isozaki fuera tenido por un cosmopolita y un ecléctico capaz de firmar proyectos como el Centro de Convenciones de Qatar, ejemplo que muestra la transformación del estudio de Isozaki en la potente oficina internacional que, a lo largo de treinta años, ha construido más de cien edificios. Entre ellos, el Palau de Sant Jordi para los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, una pieza extraordinaria por su concepción espacial, su rigor estructural y su singular ejecución. Muchos arquitectos aún guardan en la retina la imagen de las grandes celosías articuladas del pabellón levantadas poco a poco mediante gatos hidráulicos.

La ceremonia de entrega del Premio Pritzker se celebrará el próximo mes de mayo en París.