Este texto es la segunda edición de la tesis doctoral de su autora, María Teresa Muñoz, defendida en 1982. Su tema principal es el desgaste de la categoría de estilo en la arquitectura, y se estructura en tres partes. En la primera, al hilo de la decadencia del clasicismo y del triunfo del eclecticismo en el siglo XIX, se define el ‘estilo’ en términos teóricos en el preciso momento en que ninguno es dominante y todos deben convivir en una batalla de enorme calado ideológico. En la segunda se desgrana cómo en el primer tercio del siglo XX se forjó la condición estilística de la arquitectura moderna desde fuera de lo estrictamente disciplinar, en concreto mediante la intervención de agentes críticos como el museo o el catálogo. En la tercera se propone la figura posmoderna de la desintegración como retrato del presente, y como pronóstico para el futuro, incidiendo en la figura del arquitecto-crítico de sí mismo, caracterizada por dos personalidades del ámbito anglosajón en aquella época: Venturi y Eisenman.
Este escrito circuló de manera influyente pero oscura hasta su primera edición, de 1998. Hoy, cuando la actualidad determina que el posmodernismo, en el que la arquitectura tuvo un papel protagonista, es paradójicamente un nuevo filón de investigación histórica, aparece otra edición. Curiosamente, una de las revistas más reivindicativas de la teoría arquitectónica, Assemblage, cerró su largo recorrido en el año 2000 con un especial en el que personalidades internacionales escribieron haciendo balance. El que fue director de esta tesis en 1982, Rafael Moneo, la citó sin nombrarla en su texto, escribiendo: «Sin el anterior deseo por un lenguaje universal, es ahora el individuo lo que prevalece en la arquitectura.» Más allá de los contenidos mismos de la tesis, que con el paso del tiempo no han hecho sino dar la razón a la autora, lo más sorprendente es el itinerario editorial de este escrito desde aquel momento, y sus muy sutiles influencias sobre otros autores españoles.