Montreal, primavera de 2002. La ciudad sufre grandes alteraciones meteorológicas, con unas subidas de temperatura desconocidas para estas fechas. El planeta se calienta, dicen todos por aquí, y hay una especie de ansia apocalíptica en el modo frenético de ocupar las calles que se produce ahora, tras el largo encierro invernal. ¿Qué nuevo fin del mundo se aproxima? ¿Hay alguna posibilidad de imaginar el futuro? En torno a esas preguntas giran dos acontecimientos simultáneos: una manifestación conmemorativa de la creación del estado de Israel (con un grupo notable de opositores de la Alianza Judía Contra la Ocupación que gritaban «Sharon asesino»); y una gran fiesta social con la asistencia del ‘todo Montreal’, seguida de una cena elegante en el puerto, para celebrar la inauguración de la exposición ‘Laboratorios’ en el Centro Canadiense de Arquitectura...
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