La etapa americana
Farsa y esencia
Por tratarse de un sistema cerrado —perfecto— la arquitectura de Mies no admite la intromisión de ningún elemento extraño sin correr el riesgo de desmentirse a sí misma. Jencks enjuicia la obra americana de Mies desde el punto de vista de sus principios teóricos concluyendo que solo la casa Farnsworth se ajusta plenamente a ellos. Por otra parte, la ausencia de referentes semánticos la convierte en un lenguaje indecodificable, tan alejado de la experiencia de sus usuarios como la propia formación escolástica de su autor.
Tanto para los críticos como para los usuarios de su arquitectura, el problema de Mies van der Rohe radica en que, para poder apreciar sus edificios, exige un compromiso absoluto con una visión platónica del mundo. Sin este compromiso, sus deficiencias técnicas y funcionales resultan tan molestas que llegan incluso a impedirnos aceptar la forma platónica como ≪perfecta ≫, ≪ideal≫ o ≪plausible≫. Aparece simplemente como hermosa y, en algunos casos, hasta trivial. Hay ocasiones en que esto no es cierto, como el Pabellón de Barcelona o la Casa Farnsworth, donde sus planteamientos platónicos de una forma pura y de una tecnología trascendental son plausibles e incluso adecuados, porque su finalidad y el paisaje de su entorno proporcionan el contexto para una solución ≪ideal≫. Pero en otros casos —como la Capilla del Illinois Institute of Technology o las viviendas de Lafayette Park— ocurre que, o bien la pureza de las formas conduce a una arquitectura inarticulada, o bien un elemento extraño, como las chimeneas de ventilación de los baños, llevan de lo sublime a lo ridículo. En su universo absoluto no hay lugar para los errores ya que, si la sencillez radical nos vuelve hipersensibles a cada detalle de la estructura, la forma platónica, con sus pretensiones trascendentes, exige una perfección completa… [+]