Se ha escrito mucho acerca de la dependencia —para algunos incluso identificación— entre la arquitectura y su representación. El progreso de la arquitectura en paralelo al desarrollo de los medios impresos, libros y revistas principalmente, y audiovisuales —la televisión, el cine, los anuncios y las exposiciones— ha llevado en los últimos años a la conclusión, aún muy controvertida, de que la arquitectura no necesita estar construida, basta con que esté en los medios. En ese caso, ¿cómo está afectando la última revolución mediática —el paso a los medios digitales— a la creación, definición y percepción de la arquitectura? Hasta hace poco prevalecía la idea de que si una obra no estaba publicada era como si no existiera. Actualmente, en particular entre los arquitectos más jóvenes, la opinión generalizada es que si un proyecto no puede googlearse es como si no existiera. Sin embargo, ¿hasta qué punto pueden satisfacerse mediante búsquedas en la red, por fructíferas que sean, las necesidades de los arquitectos y el incansable afán de la disciplina por progresar? ¿Cómo van a modificar estos nuevos modos de representación los criterios para decidir lo que se considera bueno, importante o canónico?... [+]