Con esta ampliación, los responsables del Centro de Arte Walker, el museo más importante de la capital del estado de Minnesota, pretenden algo más que aumentar la superficie de exposición. Su intención es ofrecer al público un ingrediente urbano europeo, más espacio de relación en una ciudad donde, debido a lo extremo del clima y al sistema de pasarelas peatonales elevadas (skyways) que posee, la vida en la calle está prácticamente erradicada. Así pues, el primer paso del proyecto consistió en recolocar el centro en relación con el sistema de transporte público y el resto de infraestructuras. La demolición del Teatro Guthrie dejará sitio para un jardín de esculturas de mayor tamaño, la entrada principal volverá a su sitio original —trasladándose de Vineland Place a Hennepin Avenue—, y una segunda torre complementará la existente (de 1971 y construida en ladrillo visto por Edward Larrabee Barnes), al tiempo que establecerá un enlace visual con el perfil del centro urbano. Esta segunda torre expresa la creciente importancia del arte dramático en el programa del Walker; en su centro se sitúa un escenario al que rodean tres plantas a modo de galerías, algo así como una versión reducida de la Scala de Milán o del Globe londinense. El cuerpo que une las dos torres es un prisma acristalado que corre paralelo a la calle, ligeramente oblicua. Un gran número de rincones y nichos salpican todo el edificio como un tipo espacial propio del museo. Estos rincones pueden albergar prácticamente cualquier actividad, desde conversaciones espontáneas hasta proyecciones e instalaciones relacionadas con las exposiciones. Al mirar el nuevo Centro Walker enseguida llaman la atención las enormes ventanas irregulares. Parecen fortuitas, pero son formas homólogas que muestran un parentesco en cuanto a valor y estructura, algo así como las figuras de un recortable. La fachada tiene apariencia de papel, aunque estará realizada en paneles de aluminio, mucho más pesados y construidos con el habitual sistema americano de entramado... [+]