La esquina del icónico Beverly Center —el centro comercial brutalista de ocho plantas abierto en los años ochenta y situado entre los bulevares de Beverly Hills y West Hollywood— acoge ahora una de las tiendas insignia de The Webster, una joven firma de lujo. El gran voladizo de hormigón, que hace referencia al lenguaje del edificio original, genera un oasis urbano abierto a la ciudad con una pared digital, una escultórica fuente y bancos corridos. La pantalla, que será solo visible desde el umbral generado por el voladizo, se extiende por todo el pórtico de acceso y desafía la actual cultura digital de Hollywood con una resolución deliberadamente baja. En la entrada principal, una gran ventana panorámica curva desdibuja el límite entre el espacio público y el comercio, y antecede al paisaje interior, construido por orgánicas formas que moldean el escultórico mobiliario expositivo. La materialidad y el cromatismo de la piel exterior se reproduce en el interior, donde el hormigón rosáceo, acentuado por la saturada luz del Pacífico, y sus distintas texturas contrastan con los productos en muestra. En su conjunto la propuesta busca generar una experiencia que trasciende la mera intención transaccional de una tienda y dejar atrás los hábitos anticuados de la mayoría de establecimientos.