El nuevo edificio se ubica en el corazón de la histórica Universidad de Princeton y ocupará el lugar de la actual sede del museo. El diseño se concibe como «un campus dentro del campus» y albergará, además de la zona de exposición, la Biblioteca Marquand —una de las más antiguas del país— y el Departamento de Arte y Arqueología, formando un gran complejo para la investigación y la enseñanza. Al ampliar la superficie para las muestras, el museo podrá disponer de toda la colección simultáneamente en un mismo nivel, permitiendo nuevas formas de relación y de intercambio entre las diferentes piezas provenientes de distintas partes del mundo.

La propuesta se fragmenta en siete pabellones para así adecuarse a la escala de los edificios históricos adyacentes y permitir experiencias expositivas más variadas. Estos volúmenes se vertebran por una red de sinuosos caminos, que introducirán la nueva pieza en el día a día del campus universitario y servirán de puerta de entrada para los visitantes a la prestigiosa institución educativa. Estas operaciones arquitectónicas van ligadas a las nuevas tendencias curatoriales, que se alejan de las jerarquías tradicionales basadas en la geografía o la cronología, y fomentarán nuevas narrativas basadas en el contacto e intercambio entre culturas...[+]