El proyecto de interiorismo del Museo Nacional de Catar en Doha se ha concebido, en primera instancia, para resonar con la imagen de rosa del desierto que Jean Nouvel ha querido dar al edificio, y para propiciar, después, una lectura inteligible del complejo recorrido por la historia qatarí que propone el museo.

Este doble propósito se ha hecho depender de un conjunto de intervenciones, de las cuales la más sorprendente y técnicamente sofisticada es la tienda del museo, cuya geometría sinuosa evoca uno de los monumentos naturales más reseñables de Catar, la Dahl Al Misfir (Cueva de la luz), un singular espacio definido por las formas y fosforescencias de los cristales de yeso que la conforman. La tienda del museo evoca la cueva merced a sus formas rasgadas en estratos a la manera de un corte geológico artificial, y bañadas por la luz que se cuela por una serie de perforaciones muy profundas. Unas formas cuya construcción se ha hecho depender de un complejo ensamble en tres dimensiones definido gracias a herramientas de diseño computacional y compuesto por más de cuarenta mil piezas de madera.