Concebido como un eje vertical que se eleva hacia el cielo, el Teatro Starlight destaca por su cubierta móvil, que hace posible la escenificación al aire libre, una arraigada tradición universitaria. El proyecto adapta las macroestructuras cinéticas de los estadios deportivos a la pequeña escala y consigue abrir al exterior el techo del edificio sin que esto suponga un derroche. La estructura está formada por un conjunto de pilares perimetrales y por delgadas placas de acero prefabricadas, lo que facilita su montaje en obra. Cuenta con unos paneles exteriores que permanecen fijos y con seis triángulos centrales dispuestos a la manera de los pétalos de una flor que se elevan mediante un simple click de ratón gracias a un sistema informático. Inspirados en el origami, los paneles móviles se superponen unos sobre otros y generan, al abrirse, una sucesión controlada de desplazamientos en serie que siguen una directriz helicoidal. Esta manera de descubrir el escenario abre las vistas al paisaje del campus aledaño.