En el distrito de Grand-Morillon, al norte de la ciudad suiza de Ginebra, la nueva sede de Médicos Sin Fronteras garantiza las necesidades de una organización que ofrece ayuda médica internacional y responde a situaciones de emergencia de manera inmediata. La institución agrupa equipos de especialidades muy diversas en constante cambio, que tras los periodos de trabajo de campo se disuelven y reagrupan. Por ello, el diseño del edificio debía estar en consonancia con este particular modus operandi y disponer de espacios flexibles, que pudiesen transformarse según las necesidades del momento y fomentasen la interacción entre grupos. El resultado es un volumen compacto donde las oficinas se conjugan con amplias salas de conferencias y zonas comunes. Los distintos niveles se articulan en torno a una escalera central, que atraviesa todo el edificio conectando, tanto visual como espacialmente, los distintos departamentos. La imagen exterior se resuelve con una fachada de grandes marcos de madera, que muestran la configuración interior y conforman logias o balcones exteriores; y una fuerte presencia de vegetación que ayuda a mejorar la calidad del aire del entorno. Los métodos de producción empleados siguen la filosofía ‘cradle to cradle’, por el que todos los elementos pueden ser fácilmente reciclados.