El éxito turístico de los dramáticos paisajes de Kvalhausen, un paraje de especial interés para aficionados al camping o al turismo en auto-caravanas, lleva a la administración noruega a convocar un concurso para solucionar los problemas de tráfico y aparcamiento que estaba provocando la crecida de visitantes durante los meses de verano. En invierno de 2004, Snøhetta recibe el encargo con una propuesta que aboga por la integración con el paisaje y, sobre todo, por el empleo de materiales locales. Así, un pequeño pabellón en un anfiteatro, un aparcamiento para coches, y dos zonas para furgonetas y auto-caravanas conforman una intervención modesta pero rotunda. Todo se unifica y homogeiniza con prolongadas paredes de gaviones recogidos íntegramente en la excavación del solar. El pabellón, por su parte, se compone de dos volúmenes: uno es de hormigón, contiene los aseos, y está enterrado en la colina; el otro, que equipa la intervención con una sala multiusos y una cocina, es de madera recogida de una playa cercana. El proyecto se inspira en los restos de una estación de radar alemana de la II Guerra Mundial que aparece en la misma colina y cuyos muros se construyeron igualmente con piedras de la morrena glacial sobre la que se asienta.