Por un lado, un apilamiento improbable de cajas; por el otro, un lienzo triangulado. El haz y envés de esta residencia de estudiantes que alberga 192 pequeños apartamentos están definidos por la casi imposible geometría de la parcela donde se ubica el proyecto: una banda de 11 metros de anchura y 200 metros de longitud flanqueada por el parisino parque de la Villette y por una nueva línea de tranvía.

Esta disposición tan marcadamente lineal tiene sus ventajas. Permite optimizar la crujía y disponer las circulaciones de un modo eficiente mediante un corredor trasero que hace las veces de espacio común, conectando los núcleos de comunicación con los apartamentos. Organizados con una disposición pasante, estos pueden iluminarse con luz natural y ventilarse de manera cruzada, dos estrategias bioclimáticas que se combinan con otras medidas energéticamente eficientes, como un riguroso aislamiento de 20 centímetros de espesor, y un sistema de climatización de doble flujo, que permite aprovechar el calor residual.

La polaridad que define la doble orientación de este bloque lineal de once alturas se expresa en la geometría y los materiales de cada fachada: mientras que la oriental semeja una combinación fragmentada y azarosa de volúmenes abiertos de madera, la occidental, que mira al parque y a la Torre Eiffel, aparece como una piel permeable revestida de malla metálica.