Con la intención de integrarse como un árbol más del lugar, este proyecto se sitúa en un bosque de la ciudad de Luxemburgo, que se encuentra dentro de la Red Natura 2000, la cual incluye áreas de conservación para la protección de la biodiversidad en la Unión Europea. Contando con la colaboración de naturalistas y ornitólogos, el reto consiste en insertar en este contexto frágil unos depósitos de agua potable de 1.000 metros cúbicos y 50 metros de altura.

El programa está fragmentado en dos volúmenes, diseñados según las más estrictas especificaciones técnicas. El primero presenta una piel de hormigón prefabricado y rugoso, que alberga nidos de golondrinas a distintas alturas y con orientaciones precisas, y un nido a 50 metros de altura para los halcones peregrinos.

El segundo volumen está revestido con corcho, que actúa como una capa de aislamiento térmico frente a la cuba de agua. Sobre este elemento se construye una segunda piel permeable de madera de alerce, sin tratar, la cual facilita el anidado de especies estacionales y sobre la que se colocan nidos para murciélagos.

La planta baja está envuelta con un revestimiento permeable metálico. Los pavimentos exteriores e interiores de esta zona son de tierra apisonada. Además, se incluye un sistema de recogida de aguas pluviales que se almacenan en el exterior.

Esta obra ha sido premiada en la XIII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, en la categoría Otras coordenadas.