Tras ganar el concurso internacional para la Fondation François Pinault pour l’Art Contemporain en París, una serie de problemas supusieron la cancelación del proyecto. Poco después, el estudio recibió un nuevo encargo del empresario en Venecia, y aunque también se trataba del diseño de un museo de arte moderno, los condicionantes arquitectónicos eran completamente diferentes. A diferencia del plan para la sede parisina, este proyecto consistió en la renovación y recuperación del Palacio Grassi, un antiguo edificio neoclásico del siglo XVIII.

Debido a las regulaciones estrictas para la preservación de estructuras históricas vigentes en Italia, en primer lugar, se llevó a cabo la restauración completa del palacio —muy deteriorado después de ser sometido a numerosas intervenciones a lo largo de los años— para devolverlo a su estado original. Una vez completado el proceso de rehabilitación, se insertaron una serie de espacios expositivos o white boxes en contraste con la ornamentación de los muros y los techos del antiguo edificio. Un contraste que da lugar a una secuencia espacial caracterizada por el diálogo abrupto entre lo nuevo y lo viejo. Por su parte, el atrio bañado por una luz tenue e indirecta se convierte no solo en sala principal de exposiciones sino también en el centro simbólico y funcional del conjunto...[+]