Como si se tratase de una imagen especular, el proyecto dispone un conjunto de tres piezas sobre rasante y otras tres soterradas, que se vinculan entre sí como figuras reflejadas en un estanque. El Parque de la Exposición en el que se inserta, levantado en 1870, todavía conserva algunos magníficos pabellones —entre otros, el Morisco y el Bizantino—, por lo que las nuevas construcciones que emergen en la superficie dialogan con ellos, tanto por su escala como por su carácter monumental.

Los tres volúmenes situados en superficie-destinados a pabellón de acceso, biblioteca y patio- se corresponden con los tres construidos bajo rasante, que albergan, por su parte, las aulas, la galería y el jardín interior. 

Los tres volúmenes emplazados sobre rasante —el pabellón de acceso, la biblioteca y el patio— se corresponden con las tres pastillas desplegadas bajo tierra, que contienen las aulas, la galería y el jardín interior y que reciben luz natural filtrada por medio de un lucernario alargado y un gran paño de vidrio continuo.

La ampliación del museo, inspirada en el patio limeño tradicional, propone un espacio al aire libre —el ‘patio de las jaracandas’— que resuelve el cierre del parque, y permite así gestionar el tráfico de visitantes y reconducirlo hacia los accesos diferenciados en el nuevo edificio. 

Su ubicación privilegiada, al lado de la sede principal del MALI, lo convertirá en una pieza fundamental para la creación de un futuro corredor peatonal que conectará el Parque de la Exposición con el distrito del Rímac, situado en el norte de la ciudad de Lima.